CAMA I, ‘lecho’, voz peculiar del castellano y el portugués, procedente del hispanolatino CAMA ‘yacija, lecho en el suelo’, de origen incierto, quizá prerromano.

1.ª doc.: 1251: Calila, ed. Allen, 129; Zifar, 50.22.

Como latino aparece solamente en San Isidoro: «camisias vocari quod in his dormimus in camis, id est in stratis nostris» (Etym. XIX, xxii, 29), «De Lecticis... Cama est brevis et circa terram; Graeci enim χαμαί breve dicunt» (XX, xi, 2)1. Sólo se ha conservado en portugués2 y en castellano3, aunque hay derivados en vasco y en hablas del SO. de Francia: vasco kamaiña, amaña4, kamantza, kamastra, ‘yacija’, arag. cameña íd., Gironda camagne «couchette de pêcheur» (Moureau) (de aquí el fr. camagne ‘cama de marinero’)5. El parentesco con palabras de otros dialectos más separados geográficamente ya no es seguro: auvernés se kå ‘acostarse’ (en Vinzelles: FEW, s. v. CAMA), Vosgos khama, šã, ‘ahuyentar los pájaros de un nido’ (que sería EX-CAM-ARE según Horning, Rom. XLVIII, 188)6, sic. cama ‘paja desmenuzada’, ‘cascabillo del grano’, camata ‘paja fina en la era’, Pulla sept., Abruzos, Napóles, Lacio merid. cama ‘cascabillo del grano’ (que según Pagliaro, ARom. XVIII, 363, vendrían de la idea de ‘camada de paja para la yacija’, pero que también podrían salir del ár. ɅamâȐ ‘limo, cieno’, que ha dado sic. xama o cami ‘lodo de las calles’)7. Desde San Isidoro se ha venido relacionando cama con el gr. χαμαί, adverbio que significa ‘en el suelo’, aunque el santo por una confusión le atribuye otro significado; Diez, Wb., 436, y Sofer, 121-122, hicieron notar que ciertos derivados de cama confirman la definición de San Isidoro, según la cual la cama era primitivamente sólo un estrato de material blando para dormir en el suelo (en esta ac. ya textos del S. XIII: DHist., 6): acamar y encamar ‘hacer (la lluvia o el viento) que se recuesten las mieses’ [1802], camada ‘estrato o tongada’; y que el origen griego puede apoyarse en que el lat. grabatum ‘catre’ procede de κράββατος y en que San Jerónimo emplea chameunia ‘el hecho de dormir en el suelo’, procedente de χαμευνία íd., χαμεύνƓ ‘cama en el suelo’, compuestos de εȔνƲ ‘cama’ con el citado χαμαί. En gallegoportugués leito y cama conviven con igual popularidad en el empleo de los dos sinónimos; pero en una cultura popular tan conservadora como la de las bisbarras montañesas de Galicia, la distinción sinonímica entre los dos comprueba que el sentido peculiar de cama ha sido siempre el de una yacija mucho más sencilla, modesta y próxima al suelo que el leito, V. las descripciones y grabados de la magistral descripción de viejo mobiliario local en la monografía de Vicente Risco sobre la Terra de Melide, pp. 332, 342, 349, 350: en las camas, se trata allí siempre, a diferencia de los leitos, de algo puesto en el sobrado o en la cocina, y compárense en los últimos pasajes los dibujos de las modestísimas camas con los leitos de camariña, encerrados en tálamo y cubiertos de dosel; o bien se trata de la ‘vacija hecha en el suelo con tojo, para el ganado’ (p. 351). Sería concebible que χαμευνία hubiese sido latinizado en la forma *CHAMENIA, sea por no existir el diptongo eu en palabras populares latinas, sea por haber entrado el vocablo tardíamente cuando ya ευ se pronunciaba ef en griego; y que cama fuese un derivado regresivo de cameña [Berceo]8, resultante de este *CHAMENIA, donde -eña habría sido tomado por el sufijo de adjetivos -eño, -eña9. Pero todo esto difícilmente puede conciliarse con la existencia de CAMA ya en San Isidoro. Por lo tanto, es más probable la conclusión provisional de Sofer, de que se trata de una voz prerromana, probablemente ibérica o quizá celtibérica10. De todos modos, las citadas formas vascas no pueden tomarse como prueba de este origen, pues sus varios sufijos (nótese especialmente el de kamastra) las denuncian como romanismos, aunque sin duda ya antiguo11.

DERIV.

Acamar (V. arriba). Camada [1513: G. A. de Herrera, en la ac. ‘todos los hijuelos de un parto’; 1772 en la de ‘estrato’]. Camastro [Covarr., s. v. cama]; es extraño el significado ‘persona disimulada y doble’ que tiene camastrón [Aut.], chil. camastra ‘astucia’, camastrear ‘hacer el camastrón’; teniendo en cuenta que hay otras palabras de inicial cam- con el mismo significado (mej. camaján, murc. camandón; Acad. camasquince ‘entremetido’), cabe sospechar que todas ellas se deban a una deformación de camándulo o camandulero por floreo verbal o chiste etimológico. Cameña arag. ‘cama de paja o ramaje’ [Berceo], V. arriba. Camero. Camilla [1498, BHisp. LVIII, 357; Lope]; camillero. Camón ‘cama grande’ [h. 1545], ‘trono’, ‘cercado de vidrios que se hace en los palacios para poner dentro la cama’ [Aut.], ‘mirador, tribuna’. Encamar [1644: Mz. de Espinar]; encamado, encamación.

1 De San Isidoro proceden las glosas anglosajonas y alemanas citadas por Posch, WS XVI, 18.―

2 La situación semántica entre cama y leito es análoga en Portugal y Galicia (Sarm. CaG. 111r «leito: la cama») a la del castellano: ambos documentados desde el S. XIII (citas en Crespo Pozo, s. v. cama).―

3 Además, aisladamente, en el habla de St. Vincent de Tyrosse (Landas) kámə ‘cama’.―

4 La desaparición de la k- es normal en vasco, como demuestra Schuchardt BuR, 31, pero no es muy verosímil la idea que ahí expone de que -aña se deba a CAPANNA, evolución fonéticamente imposible en la Gironda y apenas concebible en vasco y alto-aragonés, cuya é prueba además que debemos buscar por otro camino.―

5 Jud, ASNSL CXXIV, 388, junta el girondino camagne con el tipo rético y tesinense CAMANNAcabaña’, sugestión que no puede dejar de tomarse en consideración en vista de que el su. alem. gämmeli ‘establo de ganado’ demuestra que este vocablo alpino ya tenia m en el S. VIII, y por lo tanto no puede ser alteración fonética de cavanna = cabaña. Pero en vista de que NN no da gn en la Gironda, es preferible no separar a camagne del arag. cameña y vasco kamaiña.―

6 Debería estudiarse si esta forma y la auvernesa pueden venir de CAUMA (comp. Queyras chaumar ‘descansar’, y demás formas dialectales reunidas en el FEW II, 538, § 6.°; aran. comà ‘acarrarse [el ganado]’.―

7 Es también muy posible que el it. dial. cama suponga la preexistencia de cama ‘lecho’ en esta región. Pero no es verosímil la idea de Harri Meier, VRom. X, 73-86, de que ‘paja fina’ fuese el significado primitivo del cast. cama y que venga de SQUAMAREsacar escamas’: ni la cronología, ni la rareza de un verbo escamar aplicado a la cama o a la paja, son favorables a su idea. H. Meier, RF, LXIII, 192-4, insiste en su etimología (que rechaza Rohlfs, ZRPh. LXVIII, 300-2, declarándose por un origen prerromano). El paso de ‘yacija’ a ‘paja’ es mucho más probable: comp. ingl. litter ‘paja’, ‘escombros’ ( < fr. litière). Desde luego no tiene que ver con cama el gascón piren. camou(n). (Bearne, Bigorra, Arán) ‘prado pendiente cerca de un río’, que Rohlfs, ZRPh. LII, 491-2 y quisiera relacionar con nuestro vocablo, pero que va con oc. ant. cambon ‘especie de campo’, ‘terreno de aluvión junto al Loire’ (Raynouard II, 303b; Mistral), que se halla en Santa Fe, en Flamenca, en Aigar e Maurin (RF XIV, i, 48 y 57) y en documentos languedocianos o guyenenses de los SS. XII-XIII y hoy sobrevive en Cellefrouin (Charente), sin duda de origen céltico (vid. FEW II, 127b) y emparentado con CAMBA, comp. el nombre de lugar sanabrés os Cambõis (Krüger, Homen. a M. P., II, 140). Agregúese el nombre de lugar Camón, Le C(h)ambon, frecuente respectivamente en Echo y en el Cantal (RLiR XI, 70; Amé, Dic. Topogr.). También es inverosímil la existencia de una relación entre cama, por una parte, y el friul. çhamozz ‘zahurda’, vegl. camarda ‘cabaña’, propuesta por Salvioni, RDR IV, 229, 235, que más bien tendrán que ver con el tipo CAMANNAcabaña’, citado en la nota 5.―

8 También en Sta. M. Egipc., 807, y en muchos inventarios aragoneses de los SS. XIV-XV (BRAE II, 343, 349, 559, 707, 710; III, 90, 224, 360; IV, 222; de ahí un adjetivo cameñal). Hoy significa ‘ajuar de novia’ en el Alto Aragón (BDC XXIV, 164).―

9 Brüch, Ammann-Festgabe (Innsbruck, h. 1953) II, 1-19, defiende la etimología CHAMEUNIA en términos análogos a los que indico como posibles (aunque para mí poco verosímiles), y sin aducir novedades de interés.―

10 Nótese que cama ‘lecho’ es vocablo totalmente ajeno al catalán. Podría suponerse que hubiese sido eliminado allí por la concurrencia de cama ‘pierna’, y en favor de esta idea podría invocarse el argumento de que el Cid, que emplea esta última palabra, no contiene tampoco aquélla. Pero es argumento más especioso que sólido, pues lecho no figura tampoco en el Cid, ni hay que yo sepa en este poema otro vocablo alguno para designar la misma idea. Luego hemos de creer que cama ‘lecho’ formaba parte del vocabulario del autor del poema, que casualmente no tuvo ocasión de emplearlo. Si cama ‘lecho’ hubiese desaparecido del catalán por una homonimia, hallaríamos derivados, cuando en realidad no hay de ellos la menor huella. Tampoco en las hablas languedocianas, que contienen bastantes iberismos.―

11 Covarr., s. v., reproduce otras muchas etimologías, las unas imposibles fonéticamente y las demás absurdas desde el punto de vista semántico. Tampoco hay verosimilitud alguna en su idea de que venga de CAMUScabestro’ con el sentido de camastro cinchado o cama de cordeles.